SOBRE NEUROLOGÍA

Prevención del Ataque Cerebro Vascular(ACV)- Parte 2

Prevención ACV

  1. Limitar el consumo de alcohol

 

El consumo excesivo de alcohol puede aumentar  el riesgo de ACV. A nivel mundial, el consumo excesivo de alcohol está relacionado con más de 1 millón de ataques cerebrovasculares cada año. Limitar la ingesta de alcohol cantidades moderadas puede ayudar a proteger la salud cardiovascular.

Generalmente, las pautas de consumo moderado de alcohol sugieren lo siguiente:

  1. Para hombres: Se considera un consumo moderado de alcohol hasta un máximo de dos bebidas estándar por día. Una bebida estándar típicamente contiene alrededor de 14 gramos de alcohol puro, lo que equivale aproximadamente a una lata de cerveza (355 ml) con un contenido de alcohol del 5%, una copa de vino (148 ml) con un contenido de alcohol del 12%, o una medida estándar de licor (44 ml) con un contenido de alcohol del 40%.
  2. Para mujeres: Se considera un consumo moderado de alcohol hasta un máximo de una bebida estándar por día. Las pautas para las mujeres suelen ser menores debido a diferencias en el metabolismo y otros factores biológicos que pueden aumentar el riesgo de efectos adversos del alcohol.

Es importante tener en cuenta que el consumo moderado de alcohol puede no ser apropiado para todas las personas, especialmente para aquellos que tienen ciertas condiciones de salud, están tomando medicamentos que interactúan con el alcohol, están embarazadas o planean quedar embarazadas, o tienen antecedentes personales o familiares de problemas con el alcohol. En estos casos, se recomienda abstenerse completamente del consumo de alcohol. Además, el consumo moderado de alcohol no elimina completamente el riesgo de efectos adversos para la salud, por lo que siempre se debe consumir con precaución y responsabilidad.

 

¿Por qué beber alcohol aumenta el riesgo de sufrir un ACV?

Beber demasiado alcohol con regularidad o en exceso puede traer muchos problemas para el organismo; esto se debe a que el alcohol está relacionado con otras afecciones asociadas con los ataques cerebrovasculares:

  • Hipertensión: El alcohol aumenta la presión arterial ya que daña el sistema circulatorio.
  • Fibrilación auricular: el consumo excesivo de alcohol puede desencadenar una arritmia cardíaca llamada fibrilación auricular (Ver mas adelante fibrilación)
  • Diabetes: el alcohol puede cambiar la forma en que el cuerpo responde a la insulina, la hormona que ayuda al cuerpo a convertir el azúcar de la sangre en energía. Esto puede provocar diabetes tipo 2.
  • Sobrepeso: El alcohol tiene un alto contenido calórico, por lo que beber mucho alcohol con regularidad puede provocar un aumento de peso o dificultar la pérdida de peso.
  • Daño al hígado: demasiado alcohol puede causar daño al hígado e impedir que produzca sustancias que ayudan a la coagulación de la sangre. Esto puede aumentar las posibilidades de sufrir una hemorragia en el cerebro.

 

 

  1. Mantener una actividad física regular

 

El ejercicio regular es beneficioso para la salud cardiovascular en general y puede ayudar a reducir el riesgo de ACV. 1 millón de ACV al año están relacionados con la inactividad física. Se recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad vigorosa por semana.

 

¿Cómo reduce el ejercicio el riesgo de ataque cerebrovascular?

Sólo 30 minutos de ejercicio cinco veces por semana pueden reducir el riesgo de sufrir un derrame cerebral en un 25%. El ejercicio juega un papel importante en la reducción de varios factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, el colesterol, la depresión y el estrés. Al hacer ejercicio con regularidad se protege el sistema circulatorio y se liberan sustancia neurprotectoras.

 

 

  1. Controlar el azúcar en la sangre o diabetes Mellitus

 

La diabetes aumenta el riesgo de ACV. Mantener niveles saludables de azúcar en sangre a través de una dieta equilibrada, ejercicio y, si es necesario, medicación ordenada por un médico, es fundamental para prevenir complicaciones relacionadas con el ACV. 1 de cada 5 personas que sufre un ACV es diabética y las personas con diabetes tienen peores resultados tras un ACV en comparación con el resto de la población.

 

La diabetes contribuye al endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), lo que aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos o rotura de un vaso sanguíneo. Las personas con diabetes también son propensas a experimentar una serie de factores de riesgo adicionales como obesidad, mala alimentación, inactividad física y colesterol alto.

 

¿Cómo se si sufro diabetes?

 

Muchas personas con diabetes tipo 2 no saben que son diabéticas, ya que a veces no se producen muchos síntomas y las personas no visitan al médico. La diabetes se identifica mediante análisis de sangre que arrojan un valor de azúcar en sangre, que en ayunas deberá ser menor de 100 mg/dl.

Algunos síntomas de la diabetes son:

  • Micción frecuente, especialmente durante la noche
  • Sed excesiva
  • Mareos
  • Fatiga
  • Pérdida de peso involuntaria
  • Prurito genital e infecciones repetidas por hongos.
  • Visión borrosa

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras autoridades sanitarias  recomiendan limitar la ingesta de azúcares añadidos a menos del 10% de la ingesta calórica total diaria, sin embargo lo ideal es una dieta natural  libre de azucares añadidos

Los azúcares añadidos, es decir, aquellos que se agregan a los alimentos durante la fabricación, procesamiento o preparación, son el azúcar de mesa, el jarabe de maíz,  la fructosa, azúcar de caña, miel, jarabe de arce, entre otros. Los azúcares naturalmente presentes en alimentos como frutas y productos lácteos no se consideran en la misma categoría, ya que estos alimentos también proporcionan nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra.

Para mantener un consumo adecuado de azúcares, se recomienda leer las etiquetas de los alimentos para identificar y limitar los productos con alto contenido de azúcares añadidos, así como optar por alimentos frescos y naturales siempre que sea posible. Además, reducir el consumo de bebidas azucaradas como refrescos, jugos procesados y bebidas energéticas.

 

 

  1. Tratar la fibrilación auricular

 

La fibrilación auricular es una arritmia cardíaca que aumenta cinco veces el riesgo de sufrir un ataque cerebrovascular, aunque no se conoce la causa es mas probable padecerla si se sufre de hipertensión, diabetes, hipertiroidismo o condiciones pulmonares por el tabaquismo.

 

La fibrilación auricular impide que las cámaras del corazón latan de manera efectiva; como resultado, la sangre no se bombea adecuadamente, se acumula y puede formar coágulos que si se rompen o se desprenden, pueden viajar al cerebro y provocar un  ACV. Las personas que sufren ACV relacionado con fibrilación auricular tienen más probabilidades de morir o quedar gravemente discapacitadas.

 

Los síntomas de la fibrilación auricular pueden ser:

Latidos cardíacos rápidos e irregulares.

Aleteo o “golpes” en el pecho

Mareos

Dificultad para respirar

Debilidad

Desmayos

Fatiga al hacer ejercicio

 

 

La fibrilación auricular se detecta con un electrocardiograma o si es necesario con un examen mas extenso llamado holter y se trata con medicamentos antiarrítmicos pero fundamentalmente con anti coagulantes que evitan la formación de coágulos.

 

Hay que tener mucha precaución ya que el alcohol y otros medicamentos puede interactuar con los medicamentos que se usan para tratar la fibrilación. Si estas tomando un medicamento anticoagulante llamado Warfarina, beber alcohol puede evitar que la sangre se coagule y aumenta el riesgo de sufrir hemorragia cerebral.

 

  1. Reducir los niveles de estrés y tratar la depresión

 

Alrededor de 1 de cada 6 ataques cerebrovasculares están relacionados con la depresión y el estrés. Las personas que experimentan un bienestar mental deficiente tienen un riesgo casi dos veces mayor de sufrir un ACV, especialmente en adultos de mediana edad y mayores.

 

El estrés hace que el cuerpo libere hormonas que no son dañinas si el estrés dura poco; sin embargo, cuando el cuerpo experimenta un estrés persistente, estas hormonas pueden provocar el endurecimiento de las arterias y los vasos sanguíneos, lo que provoca una afección llamada aterosclerosis que está relacionada con el ACV.

La depresión se ha relacionado con hipertensión y  fibrilación auricular como causa y efecto. Como las personas con hipertensión y fibrilación tienen más probabilidades de sufrir un ACV y estas afecciones están infradiagnosticadas, un mayor riesgo de ACV podría estar relacionado con la hipertensión y la FA.  También existe cierta evidencia de que la depresión puede hacer que la sangre tenga más probabilidades de coagularse más fácilmente, lo que también aumenta el riesgo de sufrir un ACV.

 

Cuidar la salud mental ayudará a reducir el riesgo de ACV. Si estas deprimido o experimentas mucho estrés en tu vida, habla con un profesional de la salud sobre las terapias o medicamentos que podrían ser adecuados.

También es muy importante cuidar la salud física y  tratar otros factores de riesgo de ACV como la dieta, el ejercicio, el tabaquismo y el alcohol. El ejercicio en particular no sólo reducirá el riesgo de sufrir un ACV sino que también se ha demostrado que reduce el estrés y es tan eficaz como los medicamentos antidepresivos para personas con depresión leve a moderada.

 

Adoptar un enfoque holístico hacia la salud cardiovascular y seguir estas recomendaciones puede ayudar a prevenir el ACV y promover una vida saludable y activa. Sin embargo, es importante consultar siempre con un profesional de la salud para recibir asesoramiento personalizado y seguimiento adecuado. Visita al médico pues allí esta la clave de la prevención.

 

Fuentes: (OMS;2023), (World Stroke Association; 2024)